18/4 Nacer de nuevo

17.04.2023

HÉROES DE LA FE Y LA CARIDAD San Pedro Claver, misionero y defensor de los esclavos negros en la América del siglo XVII, nació a finales de junio de 1580 y estudió letras y artes en Barcelona. En 1602 entró en la Compañía de Jesús. Después de estudiar en Girona, Mallorca y Barcelona, emprendió viaje a Nueva Granada como misionero. En Colombia recibió la ordenación como sacerdote y allí dedicó su vida a la defensa de los esclavos negros. Murió en Cartagena de Índias el 1654 y fue canonizado por el Papa León XII el año 1888. El mismo Papa lo declaró patrón de las misiones entre los negros. También es patrón de Colombia. En Verdú se conserva la partida de bautismo, la pila donde fue bautizado y parte de la casa en la que nació, convertida hoy en Santuario. 

Martirologio y efemérides latinoamericanos: 18.4.1537: Francisco Marroquín, primer obispo consagrado en las Indias, fundador de las primeras escuelas y hospitales, pastor de Guatemala.
    18.4.1980: Elvira Hernández, catequista, de 14 años, cae ametrallada, junto con otro compañero, mientras está colocando una manta para una celebración. El Salvador.
Jn
3,7b-18 EVANGELIO EN AUDIO

Jesús propuso un estilo de vida compartida abierta a toda persona, especialmente a quienes aceptaran vivir en igualdad y sencillez. Esto provocó un distanciamiento de la estructura religiosa judía, que ponía muchas restricciones al amor universal. En cambio, la comunidad discipular guiada por el Espíritu estaba invitada a amar, servir y dignificar la vida en todas sus formas.
   
El Reinado de Dios se hace presente en quienes se proponen nuevas prácticas y estilos de vida más saludables y menos consumistas. Las leyes del sistema mundo en el que vivimos nos hace «súbditos». En cambio el Espíritu engendra hijos e hijas.
   La ley cuida las apariencias; el Espíritu resguarda los más nobles sentimientos. La ley mide y limita, el Espíritu es gratuidad y apertura.
 
 Vivir la Buena Noticia necesita de constante discernimiento y audacia, libertad y sinceridad en las acciones. Estamos invitados a vivir con alegría nuestro seguimiento de Jesús.
Vive la Eucaristía no como precepto sino como espacio de comunión y dignificación.