18ºDA-c NO A LA CODICIA
+ El evangelio nos relata que un día una persona le pidió a Jesús: "... dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". Jesús aclara que él no es juez de los temas económicos. Y entonces aprovecha la oportunidad para hablar sobre los problemas que plantean las riquezas y el tener.
+ En aquel momento Jesús relata una parábola... y llega a la conclusión de que, de nada vale acumular riquezas en la vida, sin disfrutar de ellas y compartirlas. "...aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".
+ Muchas veces, el apego a las cosas materiales nos hace olvidar el cariño, la amistad, los lazos de sangre, la vida compartida y todo se transforma en una batalla campal por el tener y el acumular.
+ La advertencia que hace Jesús es la siguiente: "Cuídense de toda avaricia...". La avaricia (uno de los pecados capitales) es el amor desordenado por las riquezas. Es la preocupación obsesiva por amontonar fortuna para el futuro, sin poder disfrutar de la vida presente. Quien vive aferrado a las cosas, está mirando la superficie y lo exterior. Mira las marcas de las vestimentas, la casa donde vive, el modelo del auto, etc.
+ La avaricia nos impide compartir los bienes, ser generosos, ser solidarios. Recordemos la frase de la Madre Teresa de Calcuta "Cuanto menos poseemos, más podemos dar. Parece imposible, pero no lo es. Esa es la lógica del amor". En el fondo la avaricia me quita la libertad, la capacidad del disfrute de la vida y de las cosas, porque sólo pienso en acumular. + Jesús nos invita a vivir el presente con alegría y disponibilidad. Nos invita a compartir la vida y los bienes con los hermanos.
+ Jesús nos propone que vivamos de otra manera, el que acumula "no es rico a
los ojos de Dios". Al cielo no llevamos ninguna cosa, sólo lo atesorado en el
corazón.
+ Pidamos al Señor ser ricos en tener amigos, en generosidad, en solidaridad, en compañerismo y compartir con el que menos tiene.
A cada intención respondemos: SEÑOR ÓYENOS
1. Por el Papa Francisco y los obispos de la Iglesia, para que con humildad y
pobreza muestren el amor de Dios. Oremos.
2. Por los gobernantes y dirigentes, para que busquen el bien común, el cuidado
del medio ambiente y la unidad de la nación. Oremos.
3. Por los cristianos perseguidos y muertos por anunciar a Jesús en distintos lugares
del mundo. Oremos.
4. Por todos nosotros, para que seamos solidarios y construyamos un mundo más
fraterno y pacífico. Oremos.
Padre bueno del cielo,
llena nuestros corazones con la alegría de tu amor,
para que busquemos siempre
hacer el bien a los demás.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. AMÉN.