28/3 "YO SOY"
Esta reflexión, que el IV evangelio pone en boca de Jesús, es una reflexión teológica que explica y profundiza los textos del mismo evangelio de Juan en los que se afirma que Jesús es la revelación de Dios. Lo que aquí se afirma es que en Jesús, en su persona y su forma de vida, en su conducta y en su enseñanza, es donde y en quien se nos da a conocer Dios mismo. Esto es lo que contienen textos tan fundamentales como Jn 1,18 y 14,8-11.
Conocer a Dios y hablar de Dios, ha sido siempre un asunto extremadamente complicado y difícil de aclarar. Porque Dios es, por definición, el Trascendente. Es decir, Dios no está a nuestro alcance, ni a nosotros nos es posible entenderlo, saber quién es y cómo es, conocer lo que piensa y lo que quiere.
¿Dónde, cómo y en quién nos enteramos de todo eso? En la revelación de Dios, que es Jesús. El hombre Jesús de Nazaret. En su vida, sus costumbres, sus preferencias..., ahí y en eso es donde se nos revela Dios. Por eso, Jesús dijo: "yo soy de allá arriba"... "yo no soy de este mundo"... "el que me envió es veraz y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él". A lo que el mismo Jesús añade la afirmación más honda y fuerte: "Cuando levanten al Hijo del Hombre sabrán que yo soy". Jesús fue "levantado" por los judíos cuando fue crucificado (cf. Jn 3,14). Y fue entonces, en el hundimiento total de su fracaso, dónde, cuándo y cómo Dios -el Dios de Jesús- se dio a conocer.
La expresión "yo soy" es la definición que Dios da de sí mismo en Ex 3,14. No es una definición ontológica, el "ser" de Dios, sino una definición histórica, cómo "actúa" Dios. Dios actúa fracasando en la cruz. Y así, como Yahvé con Israel, libera a las víctimas de la esclavitud.