3/2 Nuestra vocación profética
Cuando las personas se empeñan en mantener los privilegios y conveniencias que les da el poder, son capaces de destruir vidas humanas sin importar su inocencia.
Nuestra tierra americana y caribeña está bañada con sangre de profetas y mártires. San Oscar Romero, Santa Laura Montoya, Enrique Angelelli, en fin, una lista larga de nombres que brillan en el firmamento de los santos de esta tierra.
La mayoría de ellos incomprendidos, incluso por sus mismos hermanos en la fe. Pero el Espíritu profético ha actuado en ellos y sigue actuando en personas y comunidades que son coherentes con su compromiso bautismal y eclesial.
Así como Juan el Bautista, fiel hasta el fin, también nos sentimos desafiados para vivir con profunda convicción y autenticidad el seguimiento de Jesús, el profeta mártir que nos acompaña en nuestro caminar por la historia.
A la luz de la Palabra de Dios, examinemos cómo vivimos nuestra vocación profética y si estamos preparados para el martirio (cruento o no).