3/6 San Carlos Lwanga
Mc 11 27-33 EVANGELIO EN AUDIO
Después de haber arrojado a cambistas y vendedores, Jesús paraliza
el culto del Templo justo en la fiesta de Pascua, cuando más dinero se
recaudaba. Entra en directa confrontación con los jefes y sabe que, con ese
gesto profético, se juega la vida. Los dirigentes están resentidos y cuestionan
a Jesús preguntando con qué autoridad hace lo que está haciendo. Con la
autorización de quién se atreve a poner en cuestión toda la institución de
Israel representada en el Templo de Jerusalén.
Jesús no responde directamente
sino que desenmascara la obstinación de los jefes con otra pregunta: ¿Con qué
autoridad actuaba Juan el bautista? ¿Era de Dios o de los hombres? Jesús pide
una respuesta clara y sincera, pero los jefes no pueden responder sin
autoincriminarse y con toda hipocresía dicen que no lo saben.
Jesús entonces,
ante su mala voluntad, tampoco responde. Ha demostrado su autoridad, su
soberana integridad y autonomía, como siempre. Si nos dejamos interrogar por
Jesús hasta el fondo de nuestro corazón, ¿responderemos con sinceridad o con
evasivas?
¿Estamos del todo con Jesús o mantenemos nuestras secretas
hipocresías?