32º DA-C ¡Viviremos felices para siempre!
Las lecturas nos invitan a mirar más allá de nuestra vida en este mundo, y a reafirmar la esperanza en la vida eterna que Dios nos quiere dar.
+ Hoy el Evangelio nos relata la confrontación de los saduceos con Jesús. Este
grupo religioso no creía en la resurrección. Por eso, le hacen un planteo extremo a
Jesús.
+ Los saduceos imaginaban la vida después de la muerte exactamente igual que la
vida en la tierra. Y Jesús los corrige con mucha paciencia. Los resucitados -dice
Jesús- serán como los ángeles y vivirán en un estado diferente que ahora no
podemos sentir ni imaginar.
+ Y redobla la apuesta, dándonos a conocer algo más sobre Papá Dios. Él es un
Dios de vivos, porque todos vivimos en Él, en Su Amor. Jesús ya venció a la muerte
y ella no es nuestro último destino.
+ En Jesús, Dios nos da la vida eterna, nos la da a todos, y todos gracias a Él
tenemos la esperanza de una vida aún más verdadera que la actual.
+ El Papa Francisco nos dice que la vida que Dios nos prepara no es un simple
embellecimiento de la actual; esa supera nuestra imaginación, porque Dios nos
asombra continuamente con su amor y con su misericordia.
+ Jesús dando su vida nos ganó una vida nueva y nos ha dicho: "Yo soy la
resurrección y la vida" (Jn. 11,25).
Al morir nos vamos con Dios, seremos felices con
él y con nuestros seres queridos, será como una gran fiesta, un gran banquete.
+ A Dios le gusta la vida, la alegría, quiere que todos sus hijos vivamos con Él en la
fiesta del cielo. Su Amor no deja de sorprendernos porque se hace comunión y
alegría.
+ Vivamos cada día amando como Él nos ama, anunciando que nos quiere a todos
junto a Él para continuar dándonos vida y nos prepara una fiesta en el cielo
A cada intención respondemos: AYÚDANOS SEÑOR
1. Por la Iglesia, para que sea portadora de vida y esperanza para todos los hombres
del mundo. Oremos.
2. Por todos los que trabajan por la justicia y la paz, para que sus voces generen
caminos de solidaridad, concordia y unidad. Oremos.
3. Por los cristianos perseguidos en el mundo, para que la fe los sostenga con
fortaleza y esperanza. Oremos.
4. Por todos nosotros, para que seamos alegres y humildes con los más débiles.
Oremos.
Padre bueno del cielo,
que nos regalas la vida cada día
que siempre demos gracias
por este don inmenso.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. AMÉN.