4º Domingo DA-A
ORACIÓN DE LOS FIELES Recemos juntos, diciendo:-Padre, que venga tu reino.
• Por toda la Iglesia, llamada a ser aquel «pueblo pobre y humilde», que se refugia en Dios y busca la justicia, como anunciaba el profeta. Roguemos al Señor.
• Por quienes buscan a Dios con corazón sincero; por quienes no pueden creer y sin embargo viven en el espíritu de las bienaventuranzas. Roguemos al Señor.
• Por quienes tienen hambre y sed de justicia; por quienes no se cruzan de brazos y trabajan por construir la paz en la sociedad y entre los pueblos. Roguemos al Señor.
• Por quienes, con paciencia y superando obstáculos y desalientos, buscan hacer de la tierra un lugar donde nadie quedeexcluido.Roguemos al Señor.
• Por los pobres, los débiles, los que sufren, a quienes Dios mira con especial predilección. Roguemos al Señor..
* Por la intención del Papa: Oremos para que los educadores sean testigos creíbles, enseñando la fraternidad en lugar de la competencia y ayudando especialmente a los jóvenes más vulnerables.
Venerable Cardenal Eduardo Pironio
María, Virgen Pobre, ayúdanos a tener un corazón de pobre
«María, tú te sentiste feliz porque el Señor miró tu pequeñez y tu pobreza, Dios hizo cosas grandes en ti... porque fuiste verdaderamente pobre.
Tú acogiste a Cristo, el que vino a evangelizar a los pobres. Tú acompañaste a Jesús, el pobre, cuando iba anunciando la Buena Noticia a los más necesitados. María, tú conociste quiénes eran los pobres de Jesús: eran los niños, los enfermos, los que no tenían nada, los pecadores. Tú supiste descubrir quiénes eran los pobres...
Hoy, nosotros necesitamos ser radicalmente más pobres, con una pobreza que sea expresión de caridad y condición necesaria para amar de veras.
Hoy necesitamos estar desprendidos. María, tú que eres la Pobre, danos un corazón sencillo, un corazón desprendido y generoso, quemado por el amor de Dios y los hermanos. De tal manera que vivamos exclusivamente abiertos al Señor que nos llama, que nos exige, que nos consagra y nos envía. Y abiertos al mundo de los más necesitados, de los que no tienen pan, de los que no tienen trabajo, de los que no tienen salud, de los que no tienen libertad, de los que no tienen amistad, de los que no conocen el amor, de los que han perdido el sentido de la vida, de los que no tienen esperanza, de los que han perdido la fe, de los que nunca tienen posibilidad de dialogar, de los que viven en dolorosa soledad, de los que nunca, oh María, han sabido que Dios es amor...
Ayúdanos a comprenderlos y a acercarnos a ellos con generosidad austera, sencilla y humilde. Amén.»