6ªDA-A Martes
Vivir distraídos es uno de los males de nuestro tiempo, pero no valorar la vida como el mayor de los regalos recibidos es desperdiciarla o malograrla.
La comunidad discipular en el relato de hoy parece un poco distraída; da la impresión de que es por la necesidad básica de alimento, pero en el fondo lo que les preocupa es no tener asegurado el futuro.
Jesús invita a no hacer depender su fe de milagros o de necesidades puramente materiales, sino que aprendan a poner su confianza en Dios y en su providencia.
La vida, cuanto más libre está, se vuelve más disponible y generosa, sin temor a lo que vendrá; y si hemos llegado a decir que Dios no se deja ganar en generosidad, ¿por qué nos cuesta tanto confiar en Él?
Muchas comunidades de fe traicionamos el ideal del reino de Dios, de vidas compartidas y desprendidas, por estar aferrados a seguridades materiales.
¿Qué pasaría si no tuviéramos la vida asegurada?, ¿continuaría ilusionada nuestra vida con la causa de Jesús?