7/1 "Conviértanse - el REINO llega"

06.01.2023

El Evangelio de hoy trata de los comienzos del ministerio de Jesús. Predica su evangelio de arrepentimiento-conversión, primero a los semi-paganos judíos de Galilea: él llega a ser su luz.
    Los signos de que el reino de Dios ha comenzado con él son que cura a los enfermos, que se acerca a los pobres y a los que sufren.   

Juan dice en la primera lectura que nuestro amor al prójimo y nuestra obediencia a los mandamientos serán también señales de que el reino de Dios ha venido a nosotros.
IJn 3,22-4,6

 Jesús empieza su misión y lo quiere dejar claro desde el principio: él no se ha «encarnado», no ha venido al mundo por asuntos «religiosos». Ha venido para enseñar (liberar de la ignorancia), para curar toda dolencia («Curaba toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo»).
 
 Algunos buenos hermanos están muy equivocados: ni el rosario, ni la adoración del Santísimo, ni los nueve primeros viernes pertenecen a la esencia del cristianismo. «Curar» a los otros, sí. Y lo demás resulta valioso solo en la medida en que da hondura a esa sanación encarnada.
   Es bueno que lo dejemos claro desde principios de año, cuando nos preguntamos en qué va a consistir nuestra actuación como cristianos durante esos meses, y a qué vamos a dedicar nuestro tiempo y nuestras mejores energías.

   ORACIÓN

 - Para que el pueblo de Dios sea en este mundo como una gran luz que brilla en la tiniebla, mujeres hombres y comprometidos por un mundo mejor de compasión y misericordia, roguemos al Señor.
 - Para que los gobernantes y líderes del mundo lleven rayos de esperanza a la vida de los que sufren, dándoles justicia a los oprimidos y dignidad humana a todos, roguemos al Señor.
 - Para que todos los que buscan y van a tientas en la vida descubran a Cristo como la respuesta a su búsqueda de amor, bondad y verdad, roguemos al Señor.
   Señor Dios nuestro: Tu reino comenzó a tomar forma cuando tu Hijo mostró su cuidado por los enfermos y por todos los que sufren.
   Ayúdanos a auxiliar a nuestros hermanos y a preocuparnos de ellos, especialmente de los pobres, los desposeídos, y los inadaptados a la vida.
   Que ésta sea la señal de que su Espíritu está obrando en nosotros y de que tu mismo Hijo está presente entre nosotros, él que es nuestro Señor y Salvador.
   Que el evangelio de tu Hijo Jesucristo dé fruto en nosotros, que somos gente común.
Que tu Hijo sea la luz que ilumina nuestras vidas; y no permitas que ocultemos su brillo a la gente que nos rodea.

    Que la misma gente le reconozca en la simplicidad de nuestra vida y en nuestro cuidado mutuo, para que, con nuestra ayuda, le puedan ver y experimentar en este mundo como nuestro Señor y Salvador.
   Jesús nos ha mandado que nos amemos unos a otros y él mismo fue nuestro modelo curando a los enfermos y afligidos. Que sepamos nosotros continuar su trabajo. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
  Amén.