7/6 Creemos en Dios, Señor de la VIDA
Mc 12 18-27 EVANGELIO EN AUDIO
Continúa la controversia entre
Jesús y quienes buscan desacreditarlo para condenarlo. Ahora la pregunta va a
la resurrección de los muertos. La plantean aristócratas saduceos, que no creen
en la resurrección. Por supuesto, el objetivo es hacer caer a Jesús en la
trampa.
Le ponen un ejemplo de la vida matrimonial relacionado con la llamada
"ley del Levirato" (de "levar": hermano del marido), el que llevan hasta un nivel
ridículo. La respuesta de Jesús es que la mujer del caso no pertenece a nadie.
Porque con la resurrección de los muertos las condiciones de la vida anterior
cambian sustancialmente.
La resurrección abre la puerta a una dimensión
diferente de la nuestra. Por la resurrección se entra a participar de la vida
de Dios en una comunión que supera toda relación humana. Jesús argumenta sobre
la resurrección apelando a la identidad misma de Dios: él no es un dios muerto
o de muertos, sino vivo y de vivos; es el Dios de la vida.
Cuando pretendemos
acudir a tradiciones religiosas y llegamos hasta a ocultar el verdadero rostro
de Dios, estamos desconociendo su misma identidad.
Confesar al Dios vivo, Señor
de la vida, es comprometerse a cuidar y defender la vida en todas sus formas
como don suyo. Porque él es el origen y destino de la vida. En él encontrará
toda vida su más plena realización.