Sábado de PASCUA
Santoral: San Benito José Labre
Martirologio y efemérides latinoamericanos: 15.4.1983: Mártires campesinos indígenas de Joyabaj, El Quiché, Guatemala.
15.4.1989: Madeleine Lagadec 'Mado', enfermera francesa, que prestaba sus servicios en el hospital de Santa Clara, San Vicente, El Salvador; torturada y asesinada juntamente con el médico argentino Gustavo Isla Casares, y los salvadoreños María Cristina Hernández, enfermera, Celia Díaz, educadora y el lisiado de guerra Carlos Gómez.
15.4.1992: Aldemar Rodríguez, catequista, y compañeros militantes, mártires de la solidaridad entre los jóvenes de Cali, Colombia.
15.4.1993: José Barbero, sacerdote, profeta y servidor de los hermanos más pobres de Bolivia.
Las apariciones del Resucitado tienen como finalidad la misión; no son empeño apologético o un «milagro», ni doctrina para demostrar el poder de Dios. En el evangelio encontramos un resumen de las tres apariciones del Resucitado (tres: totalidad para completar la Buena Noticia contada según Marcos).
Podemos resignificar nuestras ideas sobre la muerte y el dolor que causa. Enfrentarse a la muerte, al no ser el final, no puede encerrarnos o paralizarnos. El mensaje de Pascua frente a la muerte es el de superar el duelo para continuar la misión heredada de quienes han partido de este mundo.
El temor a la muerte no es razón para dejar la misión de vivir y transformar este mundo.
La Eucaristía ha de significar siempre el homenaje a quienes ya no están físicamente, pero continúan acompañando nuestro caminar de manera espiritual, a ejemplo del Resucitado. Y, además, es camino solidario con quienes van sembrando semillas de vida que aseguran el futuro. ¿Cómo está tu siembra de frutos de vida?
El evangelio destaca dos cosas: 1) El hecho de la resurrección de Jesús. 2) La resistencia de los discípulos para aceptar que era verdad ese hecho. Es importante distinguir que no es lo mismo "realidad" que "historicidad". Lo real no coincide con lo histórico.
Por ejemplo. Dios es una realidad (que se acepta por la fe, no por la evidencia). Pero Dios no es realidad histórica. Porque la historia está determinada por las coordenadas del espacio y el tiempo. Pero Dios no está ni limitado por el espacio, ni fijado por el paso del tiempo. Por tanto, se puede y se debe decir que Jesús resucitó realmente, pero que la resurrección no es un hecho histórico.
La resurrección trasciende la historia. En la mañana del domingo de Pascua, Jesús no regresó al espacio y el tiempo, sino que trascendió el espacio y el tiempo. Lo cual explica las resistencias de los discípulos a creer en el Resucitado. Ellos sabían que estaba vivo. Pero no le veían, ni sabían dónde estaba, ni cuándo lo verían. Y es que, para creer en la resurrección, es decisivo tener presente que hay otra forma de existencia, que no conocemos, pero que es tan real como la nuestra. Es la forma decisiva y sin fin que nos espera, la que tenemos prometida. Esto es lo capital para nosotros cuando pensamos en Jesús el Viviente.
Al no estar condicionado por el espacio y el tiempo, Jesús está presente en el mundo, en la vida, en cada ser humano y en la naturaleza entera de una forma que nosotros no podemos ni imaginar. Jesús está vivo y presente en todo lo que es vida, belleza, felicidad, esperanza, paz. humanidad. Creer en el Resucitado es asumir lo mejor de nuestra humanidad y contagiarlo a los demás. Esto es lo que distingue al auténtico creyente en Jesús y su Evangelio.